
El derecho a la alimentación está considerado por la FAO como un Derecho Humano y, como tal, la alimentación debe ser accesible, asequible y nutritiva para todas las personas. En este sentido, los Estados deben asegurar el acceso a una alimentación de calidad y variada, que esté disponible a un precio adecuado a nuestras capacidades económicas y que asegure nuestra salud y bienestar; pero también que no comprometa a las personas en el resto del mundo ni al propio planeta.